lunes, 29 de marzo de 2010

¿Como está su próstata?


 Si usted es varón, tiene más de 45 años, si va al baño con mayor frecuencia a la habitual, si disminuye la fuerza del chorro de la orina, si presenta goteo al terminar de orinar, si hay presencia de sangre y en los casos más severos hay retención del líquido con mucho dolor, entonces ha llegado el momento de consultar al urólogo y verificar en qué condiciones está su próstata.

 Basta una simple consulta anual al especialista para evitar graves complicaciones, considerando que es la tercera causa de muerte por cáncer en hombres.

 La patología prostática benigna es la enfermedad de mayor prevalencia en los hombres sobre 45 años. De hecho, se calcula que en la tercera edad los trastornos de esta glándula fácilmente pueden alcanzar hasta el 80%.



 La próstata tiene la forma de cono invertido y se encuentra en la parte inferior del abdomen, debajo de la vejiga. Es propia del varón, pero el tipo de tejido es parecido al del pecho de la mujer. Su principal función es producir el fluido que nutre a millones de espermatozoides suministrándoles un medio en el cual nadar. Por consiguiente, es vital para la fertilidad del varón.

 
 Por razones de tipo hormonal aún no completamente conocidas, se inicia un crecimiento del tejido prostático. Esto sucede muy lentamente y no causa ningún dolor. La glándula comienza a aumentar de volumen hacia el interior de la vejiga y sus paredes interiores se van acercando entre sí, obstruyendo la uretra. Ante este obstáculo, la vejiga debe hacer cada vez un mayor esfuerzo para evacuar la orina, pero llega un momento en que ya no es

capaz de eliminar todo su contenido. Al quedar un residuo, la vejiga se vuelve a llenar en menor tiempo, por lo que la persona necesita ir al baño más seguido, durante el día y la noche ocasionándole gran incomodidad. Si éste es su caso debe consultar.



 A nivel de esta glándula se distinguen dos grandes patologías: el cáncer y la patología benigna de próstata.
  En el primer caso, aunque no tenga síntomas, el paciente debe consultar cuando hay antecedentes familiares por cáncer y desde luego controlarse una vez al año por medio del examen con el antígeno prostático específico y también por medio del tacto rectal, exploración que le permite al médico palpar con el dedo parte de la glándula y determinar si hay nódulos duros en forma de botón que pudieran significar cáncer.  Si se encuentra alguno (antígeno prostático específico o el tacto rectal), se harán más pruebas, además de una biopsia, para determinar si existen células cancerosas.

 El segundo caso, corresponde al adenoma de próstata, debido a cambios hormonales la próstata aumenta su tamaño y esto hace que comprima la uretra, impidiendo el paso de la orina desde la vejiga hacia el exterior, lo que causa síntomas urinarios molestos o

dolorosos. 
 A los 60 años aproximadamente, el 50% de los hombres sufre de algún síntoma relacionado con este crecimiento, los que van aumentando con la edad.
 Entre las personas que presentan adenoma de próstata, alrededor del 20% requiere de algún tipo de tratamiento, ya sea farmacológico o quirúrgico.
 Los síntomas son generalmente de aparición lenta y sus mayores complicaciones son la retención urinaria, las infecciones, el sangramiento y la insuficiencia renal, en casos avanzados.
Fuente :La Segunda Online

sábado, 20 de marzo de 2010

Como vivir para tener 100 años...


     Llegar a los cien años de edad es cada vez más fácil. De hecho se estima que en el último siglo, en los países desarrollados, se han agregado tres décadas a las personas. Y en este crecimiento de la expectativa de vida, aseguran que nada tiene que ver la genética ni la química. Es el mérito de haber mejorado nuestro estilo de vida.

 
   La revista norteamericana Time, se pregunta "How to live to be 100" (Cómo vivir para tener 100). Juro que busqué entre las líneas de este informe la receta de la eterna juventud pero sólo encontré un consejo recurrente y conocido: comer bien y hacer ejercicio
 Cuando mi abuela ya era muy anciana y charlábamos sobre la vida y la muerte, solía decirme que ella ya estaba "cansada". Que había vivido todo lo que quería, que había sido feliz y que no tenía miedo de estar tan cerca del final. Sin saberlo había contribuido a su buen estado físico a fuerza de comida sana y largas caminatas a "paso vivo", como decía, pero eso no recargaba su deseo de vivir más de la cuenta. Y no es que no fuera feliz, solo que ya había sido lo "suficientemente feliz".

¿Queremos realmente vivir cien años? ¿O sólo vivir bien el tiempo que nos toque? ¿No es una forma de ausentarse del presente poner toda nuestra energía en llegar a la meta de los 100 años? ¿Y en el medio qué? ¿Cómo vivimos? ¿Disfrutamos del hoy?

 A continuación seis propuestas para disfrutar del presente colaborando, de paso y por las dudas, con la construcción de una vejez feliz:

1) Convertirnos en dueños de nuestro tiempo, lo que no quiere decir no respetar los horarios que nos fija la sociedad, sino prepararnos para cumplirlos sin prisa ni angustia.

 
2) Valorar a la comida como una de las fuentes de energía de nuestro cuerpo. Disfrutar de sus sabores, olores, colores, texturas, no tiene nada que ver con la cantidad de alimento que pongamos en un plato.

 
3) Incorporar el ejercicio físico y mental como un momento dedicado al reconocimiento del cuerpo (de sus habilidades y limitaciones). Aprovechar ese tiempo para conectarnos con nuestro interior.

 
4) Disfrutar del descanso y el ocio teniendo en cuenta que son un ingrediente clave para nuestra salud física y mental.

 
5) Buscar el encuentro con los otros para nutrirnos de afecto y de experiencias de vida.

 
6) No resignar nuestros deseos, nuestros proyectos. Realizarlos cuidándonos de que al cumplirlos no estemos dañando a otros.

¿Te interesa llegar a los cien años o prefieres vivir intensamente los que te toquen?
Escrito por: Adriana Balaguer.Yahoomujer.

jueves, 18 de marzo de 2010

Llega el fin del Verano...

Y nos queda muy poco de este Verano Bicentenario. Se va dejándonos con un olvidable festival, que terminó antes de tiempo, y el recuerdo vivo y presente del terremoto mas formidable y dañino de estas últimas décadas.



Es de esperar que el Otoño, ya a nuestras puertas, sea más benévolo con nosotros. Y, sobre todo, para quienes quedaron sin nada...
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sábado, 13 de marzo de 2010

Un hermoso escrito de Pilar Sordo.


TERREMOTO DEL ALMA

Se nos cayeron muros y casas completas.
Muchas cosas materiales a las que les teníamos cariño desaparecieron ante nuestros ojos sin que nada pudiéramos hacer.

Perdimos seres queridos y, de un momento a otro, nos sentimos solos y desamparados.

Tanta importancia que le damos a la tecnología y nos costó días poder llegar a comunicarnos con zonas cercanas y lejanas.

Volvimos a usar el lápiz y muchos de nosotros nos recriminamos por no sabernos los números de teléfonos y por no tener batería para comunicarnos.

Todo quedó a oscuras, todo quedo en silencio, como una invitación a mirar a lo más profundo de nuestra alma.

¿Cuántos se dieron cuenta quienes eran los que amaban y descubrieron con sorpresa y tristeza que a lo mejor una relación estaba remediablemente rota?

Claramente no todos contábamos con radios a pilas, velas y todo lo que se nos dice que debemos tener en caso de estas situaciones.

Muchos edificios no tenían cargados los sistemas de luz de emergencia, como que pensábamos que nunca íbamos a tener que ocuparlos.

Tuvimos miedo, pena, rabia, nos sentimos frágiles, pequeños y vulnerables.

Todo esto sólo nos lleva a concluir que en esos minutos fuimos más que nunca verdaderamente humanos.

Sin muletas, sin ataduras, sin dependencias. Desde nosotros tenían y debían salir todas las soluciones. Poco de lo de afuera nos servía.

La oscuridad nos hacia mirar sombras, bosquejos, nos invitaba a escuchar latidos, ritmos respiratorios, abrazos...

El glamour, las "fachas" y las ropas dejaron de importar.

Perdimos pudores, nos volvimos simples, sensitivos, empáticos y cariñosos.

Volvió el día y comenzamos a ver hacia afuera, todo lo cercano aparecía ante nuestros ojos y lo lejano se nos hacia inalcanzable.

Sabíamos poco, muy poco de lo que pasaba.

Evaluábamos la realidad de acuerdo a lo que nos pasó a nosotros, nos faltaba perspectiva.

Había miedo, inseguridad, curiosidad.

Ganas de movernos, ansiedad por hacerlo.

No saber por donde empezar inundaba nuestras cabezas.

Los más ansiosos, empezaron de inmediato, los más calmados muy de a poco.

Algo nos decía que lo que había pasado era grave.

La radio, hermoso medio, nunca paró. Lo poco que sabíamos era por ellos.

Gente con temple y valentía que merece un premio por el coraje de dejar a los suyos por el mandato de servir a otros traspasando sus propios miedos.

Mil gracias a todos ellos.

El terremoto, fue como un gran colador que mostró lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Comenzaba el desafió de recuperar la sabiduría de los que no saben nada.

Apareció una crisis valórica que tendremos que revisar cuando ya estemos en pie.

Los chilenos tenemos que aprender mucho de la solidaridad,

de esa que no tiene que ver con campañas, esa de todos los días.

Nos falta respetarnos y tolerarnos más.

Aceptar que en la empatía esta la verdadera solidaridad.

Entender que donar cosas no implica hacer un orden de la casa y sacar lo que no nos sirve.

El que haya llegado a la cruz roja un solo zapato en vez del par, es francamente digno de análisis.

Y hay que sumar el hecho de que en una campaña solamente no se muestra nuestra capacidad para dar, eso es de todos los días.

Aquí hubo saqueos con plata y sin plata. Ambos imperdonables y reflejo perfecto de todo lo anterior.

Tal vez esto muestra nuestra falta de desarrollo espiritual y nuestro extremo apego a las cosas.

Se nos cayeron las máscaras y los muros, aparecieron nuestras lágrimas, muchas veces expresadas en cuatro paredes.

Aparecieron seres de luz haciendo campañas, ollas comunes y gestos de solidaridad que sin duda generaron una sonrisa en el rostro de DIOS.

El terremoto del alma es el más lento de sanar.

No nos sirve para ello, el dinero, la tecnología y tantas otras cosas de las cuales nos apoyamos.

Todo nos sirve y nos ayuda pero tendremos que pararnos desde adentro para que lo que construyamos afuera sea de una solidez que el próximo remezón no sea capaz de botar.

Usemos el humor, la fe y los afectos, creo que con esto el camino se hará más fácil para todos.

martes, 9 de marzo de 2010

Una pequeña historia real...


Sucedió ayer al mediodía:   Voy caminando por el centro de Santiago.


Frente al Teatro Municipal hay una cinta plástica que impide el transito peatonal.


Delante de mí va caminando una señora delgada y bien vestida.


De pronto, el tacón de su zapato es atrapado por una grieta en el suelo. Descalza, se detiene y, mientras se vuelve a colocar el zapato, la miro y exclamo entre sorprendido y agradado: “¡La Cenicienta!” Y, mientras veo una expresión de azorado asombro en su rostro, agrego: “¡Hermosa, muy hermosa!” y seguí raudo mi camino…

viernes, 5 de marzo de 2010

Como enfrentar la muerte o la pérdida de algún bien querido a una niña o un niño.

El país se ha visto impactado por la pérdida de vidas y pertenencias debido al terremoto. El soporte emocional que padres, madres, profesionales o cuidadores puedan ofrecer a los niños(as) para ayudar a enfrentar la pérdida y facilitar el proceso de recuperación es muy importante.



Es vital comprender que una pérdida no es sólo de un pariente cercano, sino que muchos niños(as) han perdido sus casas, sus escuelas, el barrio donde vivían, incluso sus juguetes y sus mascotas. Todos estos eventos conllevan un duelo que debe ser apoyado.

Aquí algunas sugerencias para los adultos:


La conversación con los niños(as) acerca de una pérdida o la muerte debe considerar su nivel de desarrollo, edad, respetar su cultura y respetar su manera particular de entender la situación.


Los niños(as) están atentos a las reacciones emocionales de otros adultos, a cómo ellos actúan y manejan la situación, imitándolos. ^

Al momento de hablar con un niño(a):

Mantenga la calma y la tranquilidad.


Háblele de manera sencilla y sin rodeos, pero con un lenguaje que pueda entender.


No lo presione, permita que el niño(a) le guíe en sus necesidades de información y clarificación.


Responda a las preguntas que realice y al ritmo que el o ella establezca. No lo agobie con explicaciones complejas.


Dígale que es normal que sienta tristeza, pena, o que extrañe y desee ver al ser querido que ha muerto.


No obligue a un niño(a) asustado a ir a un velorio, funeral o ver al ser querido fallecido.


Facilite un vínculo espiritual en el tiempo, honrando a la persona de alguna manera, evocando su recuerdo o rezando, si es que son creyentes.


Facilite la expresión de las emociones, dándole a entender que si lo desea puede recordar en todo momento al ser querido. Puede ser útil el escribir una carta o el hacer un dibujo para la persona querida que ha fallecido.

  Tenga en cuenta que las guaguas también sienten la pérdida y lo que los adultos puedan transmitirles de sus propias emociones. Por ello, ponga especial atención en brindar un apoyo seguro.
  Antes de los 5 años los niños y niñas no tienen claridad de que la muerte es irreversible y que todos debemos morir en algún momento, por esto los niños(as) muchas veces piensan que la persona fallecida sigue viva, y que va a volver en algún momento.

 En la medida en que un adulto acompañe al niño(a), ya sea respondiendo las preguntas que pueda tener sobre la muerte así como conteniéndolo, podrá incorporar la experiencia de la muerte como un elemento que es parte de la vida, y no como un terror sin nombre que pudiera desorganizarlo.
Fuente:BoletínChileCreceContigo.

Otra nota sobre el tema en: http://ricardoaliaga.bligoo.com/content/view/735159/Reacciones-de-los-ninos-ante-la-perdida-de-algun-ser-querido.html#content-top
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jueves, 4 de marzo de 2010

Terremoto, maremoto, réplicas y Stress: Como ayudar a quienes quedaron traumados.























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El Servicio de Psiquiatría del Hospital Clínico de la Universidad de Chile entregó recomendaciones emocionales para superar la catástrofe. Algunas de ellas son:

- La primera ayuda emocional a los sobrevivientes de un desastre está directamente relacionada con la solución de sus necesidades básicas y de supervivencia (alimentación, agua potable, abrigo, alojamiento, atención médica, etc.).

- Valore cuidadosamente las reacciones de las personas afectadas por el desastre e identifique con criterios claros a las que requieren una atención psicológica más urgente para ofrecerles un apoyo personalizado.

- Elimine o reduzca la hiperactividad. La persona, generalmente, realiza numerosas actividades sin terminar ninguna; puede ser muy crítico o conflictivo y poco paciente. Se le deben asignar algunas actividades de poca complejidad.

- Evite la inmovilidad. La persona que no puede moverse debe ser ayudada cuando existe la seguridad de que no hay ninguna razón física que lo justifique.

- Elimine la posibilidad de pánico. El pánico no es la conducta esperada o típica de la población. Sin embargo, la persona en estado de pánico debe ser tratada con firmeza, pero siempre con respeto, sin gritarle. Si hay más personas presentes, deben ser apartadas. Hay que evitar que el sujeto en pánico corra, abrazándolo fuertemente, no dejarlo solo y traer sus pensamientos a asuntos cotidianos.

- Si la persona expresa sus sentimientos de dolor o frustración con un comportamiento agresivo, por ejemplo, golpeando objetos, acompáñela calmadamente, sin tratar de detenerla inmediatamente, a menos que la seguridad de ella misma o de otros corra peligro.

- Evite los relatos con detalles horripilantes, pero tampoco trate de minimizar lo sucedido como “si aquí no hubiera pasado nada”.

- Estimule y favorezca que las personas afectadas se incorporen a las tareas de ayuda mutua entre sí, tan pronto como sea posible.

- El contacto físico facilita las cosas y crea una sensación inmediata de seguridad, Por ejemplo, si se le coloca la mano en su hombro mientras se le escucha. No obstante, se debe proceder con cautela en la proximidad a una persona afectada, ya que hay personas a las que puede resultarles incómodo un contacto excesivo.

- Actuar con calma tiene un efecto tranquilizador sobre las personas afectadas. La calma es casi tan contagiosa como el nerviosismo; es necesario hablar sosegadamente y en tono normal.

- La soledad crea sentimientos opresivos. Siempre que sea posible, se debe permanecer junto a la persona afectada y decirle que dispone del tiempo suficiente; no deje a la víctima sola o, al menos, asegúrese de que alguien esté con ella.

- Evite comentarios como “Puedo imaginarme por lo que has pasado”. Es mejor “Debe haber sido terrible” o “Debe ser muy duro para usted superarlo”.

Lo que NO se debe hacer: 
 
1. No aconsejar.
2. No ponerse de ejemplo (el auxiliador).
3. No enfatizar excesivamente los aspectos positivos. Frases como “Podría haber sido peor” pueden ser contraproducentes.

4. No minimizar el hecho; la frase “No pasa nada” suele ser negativa.

5. No bromear, la ironía puede ser ofensiva o contraproducente.

6. No dramatizar. Si la persona llora, el auxiliador no tiene por qué hacerlo.
7. No engañar a la víctima, ni fingir.

8. No favorecer la actitud de culparse.

9. No actuar defensivamente.

10. No favorecer dependencias directas del afectado con el auxiliador.
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